El hallazgo el pasado lunes 20 de abril de los restos de un nuevo ejemplar muerto –entre los que no se ha encontrado el cr?neo- ha hecho saltar nuevamente todas las alarmas ante esta autentica sangr?a en el Parque Natural de Fuentes Carrionas, un espacio amenazado por m?ltiples factores, y que afecta a su especie m?s emblem?tica.
Ver en l?nea : Telediario 1º edici?n de TVE. 24 de abril de 2009. {(Para ver la noticia, desplazar el cursor hasta el minuto 35:10)}.
DESDE 2001 SEIS OSOS HAN SIDO ANIQUILADOS EN LA MONTAÑA PALENTINA
En septiembre de 2005 dos osos pardos aparecieron muertos en el Parque Natural de Fuentes Carrionas. Ninguno de ellos hab?a perecido por causas naturales; uno hab?a sido tiroteado y el otro envenenado con Aldicarb, una sustancia presente en algunos fitosanitarios. Dos años m?s tarde, en 2007, dos nuevos casos sacudieron a la menguada y fr?gil poblaci?n de apenas 25 osos que se asientan sobre Palencia, el sur de Cantabria y ?reas aledañas de los montes de Riaño, en Le?n. Y nuevamente esos casos se producen en el coraz?n del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, confirm?ndose tambi?n el envenenamiento en uno de los ejemplares.
El hallazgo el pasado lunes 20 de abril de los restos de un nuevo ejemplar muerto –entre los que no se ha encontrado el cr?neo- ha hecho saltar nuevamente todas las alarmas ante esta autentica sangr?a en el Parque Natural de Fuentes Carrionas, un espacio amenazado por m?ltiples factores, y que afecta a su especie m?s emblem?tica.
Se da adem?s la circunstancia de que en el marco de Castilla y Le?n habr?a de añadirse el oso atropellado en la A-6 en Trabadelo (Le?n) en octubre de 2008 que seg?n algunas noticias muy probablemente estuviese tambi?n envenenado. Si a ello sumamos los dos casos sucedidos en 2001, en Palencia nuevamente, y en 2006 en Ancares de Le?n, la tr?gica suma asciende a 8 ejemplares a los que se añadir?a el oso con unas terribles heridas de lazo encontrado en P?ramo del Sil, tambi?n en Le?n, a finales de verano de 2008 y del que nada m?s se supo.
8 ? 9 osos muertos en apenas ocho años, en una poblaci?n estimada de 120 ejemplares (sumando las dos poblaciones cant?bricas), es una cifra espeluznante, pero si nos referimos s?lo a la poblaci?n oriental (con un censo de 25 ejemplares) y nos fijamos en esos 6 osos muertos en Palencia, el dato sobrepasa la barrera de la emergencia.
¿Hay culpables de esta situaci?n? Evidentemente los primeros culpables son los desalmados, ciudadanos indeseables, capaces de disparar o envenenar de forma cobarde. Pero no es menos cierto que las administraciones p?blicas tienen algo que decir en este triste fen?meno. O mejor ser?a decir, tendr?an algo que decir, porque la realidad es que ante esta concatenaci?n de sucesos el gobierno regional de Castilla y Le?n corre un tupido velo, malgasta los fondos que debieran destinarse a una buena vigilancia y conservaci?n de los osos y su h?bitat y se lanza en los d?as siguientes a la aparici?n de un cad?ver a una campaña de autobombo sobre las excelentes cifras de osas con cr?as como si estuvi?semos en un matadero, en el que mueren muchos ejemplares pero entran nuevas reses a la cadena de la muerte.
En el fen?meno del veneno Castilla y Le?n tiene el dudoso honor de ocupar puestos de preferencia. El informe sobre el veneno en España elaborado por WWF en 2007 señala a Castilla y Le?n (573 casos y 1.683 animales recogidos muertos) con el segundo puesto en el “ranking” de envenenamientos, s?lo por detr?s de Andaluc?a.
¿Es esto casual? Creemos que no. Existe la opini?n generalizada de que estos datos retratan una p?sima gesti?n de la naturaleza por parte de un gobierno regional que protagoniza esc?ndalos como el del proyecto de estaci?n de esqu? en San Glorio; el envenenamiento masivo por los topillos; el del exconsejero de medio ambiente sorprendido con un cepo en un coto de caza; el incumplimiento de dict?menes judiciales de cierre de la mina ilegal de El Feixol?n (Le?n); el de un Director General imputado por la tala ilegal y masiva en Navas del Marqu?s que recientemente ha sido designado Jefe de Medio Ambiente en la provincia de Le?n;…
¿Hasta cuando debemos soportar esta situaci?n intolerable? Los sucesivos gobiernos de Castilla y Le?n, todos del mismo signo pol?tico, han creado una situaci?n endog?mica irrespirable. La seguridad que les otorga su inmovilidad en los cargos ha acarreado actitudes de una soberbia m?s propia de regimenes dictatoriales que de estados democr?ticos.
Los osos mueren envenenados o tiroteados y aqu? nadie mueve una sola pestaña. Quiz?s pueda parecer una advertencia apocal?ptica, pero es una realidad palpable en una regi?n en la que la administraci?n intenta aniquilar o enmudecer cualquier reacci?n en contra del mismo modo que los furtivos aniquilan a los osos.
Por todo lo expuesto, desde la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cant?brica requerimos a las Cortes de Castilla y Le?n a que tomen urgentes cartas en el asunto. Unas cartas que debieran comenzar por la petici?n urgente del cese de forma inmediata del Director del Parque Regional de Fuentes Carrionas, del Jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente en Palencia y de la c?pula de la Consejer?a de Medio Ambiente por una manifiesta inaptitud para el desarrollo normal de sus funciones, cuando no una dejaci?n directa de las mismas de forma continuada.
DESDE 2001 SEIS OSOS HAN SIDO ANIQUILADOS EN LA MONTAÑA PALENTINA
En septiembre de 2005 dos osos pardos aparecieron muertos en el Parque Natural de Fuentes Carrionas. Ninguno de ellos hab?a perecido por causas naturales; uno hab?a sido tiroteado y el otro envenenado con Aldicarb, una sustancia presente en algunos fitosanitarios. Dos años m?s tarde, en 2007, dos nuevos casos sacudieron a la menguada y fr?gil poblaci?n de apenas 25 osos que se asientan sobre Palencia, el sur de Cantabria y ?reas aledañas de los montes de Riaño, en Le?n. Y nuevamente esos casos se producen en el coraz?n del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, confirm?ndose tambi?n el envenenamiento en uno de los ejemplares.
El hallazgo el pasado lunes 20 de abril de los restos de un nuevo ejemplar muerto –entre los que no se ha encontrado el cr?neo- ha hecho saltar nuevamente todas las alarmas ante esta autentica sangr?a en el Parque Natural de Fuentes Carrionas, un espacio amenazado por m?ltiples factores, y que afecta a su especie m?s emblem?tica.
Se da adem?s la circunstancia de que en el marco de Castilla y Le?n habr?a de añadirse el oso atropellado en la A-6 en Trabadelo (Le?n) en octubre de 2008 que seg?n algunas noticias muy probablemente estuviese tambi?n envenenado. Si a ello sumamos los dos casos sucedidos en 2001, en Palencia nuevamente, y en 2006 en Ancares de Le?n, la tr?gica suma asciende a 8 ejemplares a los que se añadir?a el oso con unas terribles heridas de lazo encontrado en P?ramo del Sil, tambi?n en Le?n, a finales de verano de 2008 y del que nada m?s se supo.
8 ? 9 osos muertos en apenas ocho años, en una poblaci?n estimada de 120 ejemplares (sumando las dos poblaciones cant?bricas), es una cifra espeluznante, pero si nos referimos s?lo a la poblaci?n oriental (con un censo de 25 ejemplares) y nos fijamos en esos 6 osos muertos en Palencia, el dato sobrepasa la barrera de la emergencia.
¿Hay culpables de esta situaci?n? Evidentemente los primeros culpables son los desalmados, ciudadanos indeseables, capaces de disparar o envenenar de forma cobarde. Pero no es menos cierto que las administraciones p?blicas tienen algo que decir en este triste fen?meno. O mejor ser?a decir, tendr?an algo que decir, porque la realidad es que ante esta concatenaci?n de sucesos el gobierno regional de Castilla y Le?n corre un tupido velo, malgasta los fondos que debieran destinarse a una buena vigilancia y conservaci?n de los osos y su h?bitat y se lanza en los d?as siguientes a la aparici?n de un cad?ver a una campaña de autobombo sobre las excelentes cifras de osas con cr?as como si estuvi?semos en un matadero, en el que mueren muchos ejemplares pero entran nuevas reses a la cadena de la muerte.
En el fen?meno del veneno Castilla y Le?n tiene el dudoso honor de ocupar puestos de preferencia. El informe sobre el veneno en España elaborado por WWF en 2007 señala a Castilla y Le?n (573 casos y 1.683 animales recogidos muertos) con el segundo puesto en el “ranking” de envenenamientos, s?lo por detr?s de Andaluc?a.
¿Es esto casual? Creemos que no. Existe la opini?n generalizada de que estos datos retratan una p?sima gesti?n de la naturaleza por parte de un gobierno regional que protagoniza esc?ndalos como el del proyecto de estaci?n de esqu? en San Glorio; el envenenamiento masivo por los topillos; el del exconsejero de medio ambiente sorprendido con un cepo en un coto de caza; el incumplimiento de dict?menes judiciales de cierre de la mina ilegal de El Feixol?n (Le?n); el de un Director General imputado por la tala ilegal y masiva en Navas del Marqu?s que recientemente ha sido designado Jefe de Medio Ambiente en la provincia de Le?n;…
¿Hasta cuando debemos soportar esta situaci?n intolerable? Los sucesivos gobiernos de Castilla y Le?n, todos del mismo signo pol?tico, han creado una situaci?n endog?mica irrespirable. La seguridad que les otorga su inmovilidad en los cargos ha acarreado actitudes de una soberbia m?s propia de regimenes dictatoriales que de estados democr?ticos.
Los osos mueren envenenados o tiroteados y aqu? nadie mueve una sola pestaña. Quiz?s pueda parecer una advertencia apocal?ptica, pero es una realidad palpable en una regi?n en la que la administraci?n intenta aniquilar o enmudecer cualquier reacci?n en contra del mismo modo que los furtivos aniquilan a los osos.
Por todo lo expuesto, desde la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cant?brica requerimos a las Cortes de Castilla y Le?n a que tomen urgentes cartas en el asunto. Unas cartas que debieran comenzar por la petici?n urgente del cese de forma inmediata del Director del Parque Regional de Fuentes Carrionas, del Jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente en Palencia y de la c?pula de la Consejer?a de Medio Ambiente por una manifiesta inaptitud para el desarrollo normal de sus funciones, cuando no una dejaci?n directa de las mismas de forma continuada.